lunes, 2 de noviembre de 2015

“EL DÍA DE MUERTOS, UNA TRADICION VIVA”

“EL DÍA DE MUERTOS, UNA TRADICION VIVA”

Por; JULIO ERNESTO CAZARES ISACOFF.

 

En la mayoría de las instituciones educativas de los municipios de la región norte de la entidad, el personal docente, administrativo y de apoyo, se han preocupado, por preservar nuestras tradiciones, pero lo más importantes, es de que esta cultura quede resguardada desde muy temprana edad, un ejemplo es al trabajo que realizan las educadoras del Jardín de niños, “Nicolás Bravo”, de la colonia “28 de Abril”, quienes señalaron; “Las maestras enseñamos  a las niñas y niños, nuestras raíces, tradiciones y cultura desde la educación preescolar, como en el caso del tema del “Día de Muertos”, lo hacemos siempre con el propósito de preservar nuestra cultura y, “cerramos la puerta” a las culturas extranjeras, sobretodo en el caso de las festividades norteamericanas del llamado “Halloween”.

Ante eta situación les explicaron al alumnado, que las ofrendas son una tradición mexica y, “que a la llegada de los españoles, se fundieron estas dos culturas, las cuales a su vez se enriquecieron en su acervo, pero antes de su llegada, se instalaban los altares de dos niveles, que significan el cielo y la tierra, el de tres niveles, el cielo, la tierra y el inframundo, los altares de siete niveles, son los más convencionales, que significan los siete niveles que debe de atravesar el alma para llegar al descanso y la paz espiritual, según la cultura Otomí, pero en muchas ocasiones las familias no conocen este significado y colocan a su libre albedrío esos altares con menos o más niveles”.

Las educadoras, Efigenia Díaz Mejía, María Elena López Miranda, Laura Nora Rueda Muñoz, Josefina Roa Román y las practicantes Daysi, Dide y Mayra, se encargaron de instalar la ofrenda con la ayuda de las y los niños, así como señalarles con que objetos se conforma, y el significado de cada pieza y de sus colores.

Agregaron; “esta es una tradición mexicana que debemos de preservar y transmitir a las nuevas generaciones, en donde nos reímos de la muerte, pero honramos y recordamos a nuestros difuntos, la colocación de los ángeles y santos, ya es tradición por de la llegada de los españoles, de la religión católica, la fotografía, es la imagen de familiar a quien o a quienes se les rinde esa ofrenda, el papel picado, es el adorno de la mesa, para que tenga mayor colorido, la vela y veladoras, significa la luz para los difuntos, y sus almas puedan llegar al altar donde se les espera”.

Asimismo sostienen que el color morado y el amarillo en el adorno del papel picado, representan la pureza y el duelo, “aunque en la actualidad utilizan los colores de su predilección, el agua bendita, significa donde van a saciar su sed las ánimas al llegar al altar, las flores es uno de los elementos que se caracterizan y dan mayor color a las ofrendas, y son el tradicional Cempasúchil  y la “Flor de Terciopelo”, que significan pureza, duelo y ternura y se colocan desde la entrada de las habitaciones, hasta el altar”.

El “Pan de Muerto”,  -dijeron las educadoras- es uno de los elementos de mayor importancia den las ofrendas y significa, como en el caso del hojaldre, tiene su significado, el círculo de la parte superior, es el cráneo del difunto honrado, a su alrededor se notan unas tiras parecidos a los huesos, en recuerdo a los fieles difuntos, elementos que las y los niños fueron colocando en la ofrenda, los alimentos, según la tradición, debe ser del agrado de la persona fallecida, como el mole, pozole, atole, tamales, dulce de amaranto (con miel), la fruta, debían ser de temporada como; calabaza, tejocote, jícama, naranja, mandarina, manzana y caña, pero en su mayoría, alimentos”.

Agregaron las educadoras; “Los frutos y alimentos que no deben faltar en una ofrenda son; manzana, naranja, mandarina, lima y caña, de verduras, elote y chayote, que significan las necesidades de los difuntos para caminar en el más allá, hacia el lugar que habitan los Dioses, estos elementos deben ser bastante aromáticos, elementos que nos brinda la naturaleza, hay que tomar en cuenta que los difuntos se alimentan del aroma de su ofrenda, de sus frutos, comida, verduras, flores, incienso, veladoras, del ocote, que se usaba antes de la cera”.

Al término de la instalación de la ofrenda, las y los alumnos,  en compañía de sus maestras disfrazadas de “catrinas”, personaje que inmortalizara el artista mexicano, José Guadalupe Posada, bailaron algunas rondas infantiles en burla de la catrina, de la calaca, de Ciriaca, “la huesuda”, y que forma parte de la preservación y transmisión de los valores culturales, de preservación de las tradiciones mexicanas, como el caso de las ofrendas, “donde a nuestros muertos, los inmortalizamos”.

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